lunes, 28 de mayo de 2007

Helenismo, cristianismo y religión.



La editorial Cristiandad regresó, después de una larga ausencia, con reediciones y ediciones nuevas.
Por ejemplo, tenemos Paganos y Cristianos en una época de angustia de E. R. Dodds ( $51.-), que analiza un período de encuentros y desencuentros entre las culturas pagana y cristiana.

Cristianos que sólo tenían en común un nombre, porque estaban conformados por una pluralidad de grupos. Así lo veía Celso. En ese momento, en el 178 d. C., cuando Celso escribe La verdadera doctrina, la Iglesia no tenía un canon y un credo uniforme; tampoco existía la idea de la ortodoxia y de la herejía como forma de combatir a los cristianos disidentes. Pero Celso, a diferencia de sus contemporáneos, era el único que veía en la Iglesia "un potencial Estado dentro del Estado, cuyo continuo desorrollo amenazaba con romper los vínculos de la sociedad y abrir finalmente la puerta a los bárbaros". En otro momento los cristianos serán, en boca de Tácito "odiados por sus vicios" (flagitia) y perseguidos por Decio en el 249 d. C. Quizá estos paganos incurrían en el error de Celso, como sostenía Orígenes, ya que confundían a los cristianos con los distintos gnósticos y sus ritos, que incluían abortos y actos de canibalismo (así lo refiere Epifanio de Salamina sobre las costumbres desviadas de ciertos gnósticos libertinos). Porfirio, el filósofo neoplatónico, que escribió un Contra los cristianos, será sensible ante las persecuciones y dirá que los cristianos fueron "inhumanamente castigados". Pero él, como los paganos en general, veía las construcciones de las iglesias y cómo el culto al dios Asclepio era reemplazado por el de Jesús, en Roma. Un eco de esta polémica también se ve con Hierocles, un intelectual en la corte de Diocleciano, que instiga a las persecuciones, oponiendo la figura de Apolonio de Tiana a la de Jesús.
Se estaba generando un cambio: el paganismo de los filósofos, para combatir a la religión cristiana, se iba convirtiendo él mismo en religión. Así, en el reinado de Juliano, vemos cómo el neoplatonismo pasa a ser una teurgia que va a tener sus santos y sus taumaturgos. Quizá se detecte este cambio en las disputas del logismos y la pistis, entre la convicción razonada y la fe ciega. Porque para los griegos la fe era el grado de conocimiento más bajo, y openerlo al juicio era algo impensable para, por ejempo, Marco Aurelio:

"¿cómo dar la vida por algo que no se podía demostrar?"

Aunque se ve cómo la razón dejará un espacio cada vez más amplio a la fe: ahora se invoca el argumento de autoridad amparándose en las figuras de Platón, Pitágoras o Hermes.
Por este camino irá Porfirio y se acercará a la pistis :
"Pues hemos de creer (pisteusai) que en volvernos a Dios está nuestra única salvación".
Finalmente, hubo también un acercamiento de la religión hacia la filosofía.
Filón de Alejandría verá en los esenios y en los terapeutas costumbres virtuosas y contemplativas vecinas a la filosofía platónica (Filón de Alejandría, Los terapeutas. De vita contemplativa $60. 60 Sígueme. Edición bilingüe) .
En los cristianos este fenómeno se da en los apologistas griegos. Este tema lo desarrolla con erudición y claridad J. Daniélou, Mensaje evangélico y cultura helenística. Siglo II y III $157.50, editorial Cristiandad.
Vamos a retomar esto en los próximos post.

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