viernes, 14 de diciembre de 2007

El codex Tchacos y la figura de Judas


Si hoy en día la edición de la National Geographic del Evangelio de Judas descansa en las mesas de las librerías de saldos de la Avenida Corrientes, en cambio, en los Estados Unidos o en Canadá, se vuelve a tocar el tema espinoso del apóstol traidor, pero ahora desde una perspectiva un poco distinta a la propuesta por los expertos R. Kasser, M. Meyer y G. Wurst.

Porque ya se cuenta con una segunda edición, la editio princeps, en inglés y copto -junto a una traducción francesa en el mismo volumen- de los cuatro textos encontrados en suelo egipcio. Esos cuatro textos eran el mencionado Evangelio de Judas, el Primer Apocalipsis de Santiago, La Carta de Pedro a Felipe y fragmentos del Asclepio -título homónimo al de la Biblioteca de Nag Hammadi pero que difiere en cuanto a su contenido-. Esta tarea emprendida por el mismo equipo de la National Geographic hoy está puesta en revisión por otros especialistas, como A. DeConick, L. Pianchaud y E. Thomassen. Al parecer no sólo se cometieron algunos errores de traducción en la primera edición, sino que a su vez esos errores implicaron otros más graves en cuanto a la interpretación del manuscrito. Tales errores han proporcionado, se dice, la visión incorrecta de un Judas espiritual al que Cristo separa en provecho de su bienaventuranza. Porque estos autores han señalado el hecho de que, al menos en cuatro casos, y si observa mejor la traducción de los términos coptos, nos encontraríamos con un Judas que no sólo sería denigrado por la tradición proto-ortodoxa, ¡sino también por el mismo Jesús de los gnósticos! -para ampliar la información sobre esto pueden verse las informaciones de Bermejo Rubio en el Blog de Antonio Piñero-.
Quien lleva la voz cantante en esta nueva interpretación es la Dra April DeConick que tiene un libro, El Apóstol decimotercero, y un blog, en el que comenta su pelea de interpretación con Marvin Meyer, aparecida en el N. Y. Times. Las claves de este nuevo paradigma hermenéutico ofrecidas por A. DeConick serían las de ver, en la expresión "démon trece" dada por Jesús a Judas, no la idea de un "espíritu", al que difamarán los eclesiásticos, sino más bien la de un "demonio", como la figura del Dios bíblico y su séquito de ángeles y arcontes.

Habrá un congreso que discutirá estas cuestiones el año que viene en Texas. ¿Alguien reivindicará después de todo a Judas Iscariote?